Delante de mi, una taza ardiendo de café con leche.
Tus ojos clavados en los mios, preguntándome:
- ¿pero qué no tienes claro?
Y yo, tengo claro lo que no tengo claro, pero al decirme,
- qué no tienes claro- , intuyo que debo tener claro lo que no tengo claro, pero entonces...
¿qué sacamos en claro?
Claro, ya estoy otra vez, en en la claridad de un claro que no me deja ver claro.
Pero...¿tan claro está que no lo veo claro?
5 comentarios:
inevidentemente
Preciosa, preciosa la foto de la portada de tu blog. Llena de amplitud, de cosas sencillas, incluso de nostalgia dulce, con ese tono entre blanco y negro y sepia...No sé qué decirte, cómo decirte para que me sientas cerca. Sabes? No te preocupes, a veces, todos tenemos cosas evidentes delante de nuestros ojos, pero no las vemos, y sólo, sólo hasta que las veamos nosotros serán evidentes para nuestros ojos. Lo claro o lo oscuro de forma absoluta, no existe, o a nosotros posiblemente no nos soluciona nada. Sé que cuesta mucho, lo sé, pero si pudieras parar esa cabecita, y dejarte llevar, sólo dejarte llevar...a lo mejor aumentaba la nitidez. Te acompaño en tus cavilaciones.
Un beso muy fuerte y un abrazo.
Tener claro lo que se tiene o no claro es más difícil de lo que parece.
Por eso muchos más nos definimos como duda que como certeza.
Besos
la claridad es sagaz...pero contradictoria con el ser humano..como elsentido común,,el menos común de los sentidos...besos.
No creo que dispongamos de certezas, sino sólo de diferentes gradaciones de incertidumbre.
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