De La VueLtA aL CoLe y OtRos AsunTos

El síndrome post-vacacional, este invento de los psicólogos, me va a matar.
Son las 9 menos algo. Acabo de dejar las cosas en mi despacho, he encendido el ordenador, y muy a mi pesar ya he tenido que hablar con alguna compañera a estas tempranas horas, en las que aún tengo "boca toalla" y soy incapaz de articular palabra alguna. Cierro el despacho, y me voy hacia el patio. Me encuentro contigo, y bajamos juntos las escaleras, hasta que creo recordar el noveno o décimo escalón, en el que sin saber aún como, bajo patinado el último tramo. Te asustas pero no dejas de partirte de risa, diciéndome que si parezco una vedette, que vaya estilo que estoy creando, que esto va a crear escuela y un montón de sandeces más, que escucho entre risas y dolor. Aysssssss¡¡ menos mal que me agarré a la barandilla.
Me quedo dolorida, pero sigo trabajando, sin parar de ir de un sitio para otro, subiendo y bajando escaleras, porque después del verano....los buenos propósitos me impiden coger el ascensor.
Las 13, por fin me siento. Noto que el tobillo me duele un poco, pero he quedado para comer, y lo primero es lo primero, además es viernes y a estas horas....lo mismo da, porque ya me toca ir a urgencias.
Nos hacemos el aperitivo de rigor, mientras nos preparan la mesa. Pasamos a ocupar nuestras localidades y nos traen el vino ecológico que nos recomienda el camarero. Al principio somos un tanto reticentes, pero finalmente caen dos botellas enteritas.Pedimos la cuenta, y cuando tiro a levantarme noto que algo me impide caminar recta y creo que esta vez no es el vino, ¿o el vino hincha los tobillos?. Arrastro el pie como Hommer, cuando aparca en la plaza de los minusválidos y llego al coche. Ya en casa, me pongo un poco de calmatel, con la esperanza de que se me pase el dolor, y me evite la pasar la tarde en urgencias. Después de media hora, empiezo a tener síntomas raros, como por ejemplo que son las 4 y no me estoy echando la siesta, soy incapaz de dormirme, inluso después de haber tomado vino y todo, algo está pasando, porque además ya no me preocupa si voy depilada o no. Decido llamar a mi padre, para que me haga de taxista improvisado, y allá que nos vamos, a echar la tarde. Cuando entro parece que no hay mucha gente, así que debe ser que los médicos están viendo a los ciclistas, la vuelta al hospital o algo así, porque vamos, no se entiende,que tenga que esperar tres horas y pico, para que me pongan un tensoplast, que además huele a pintura, y que un pobre señor esté esperando su turno, sentado en paños menores en una silla de ruedas, ante las insidiosas miradas de todos los que estamos alli, porque vamos, el trapito que le han dado para taparse y nada lo mismo es. ¡¡ Menos mal que antes de venirme me he cambiado el tanga por unas bragas ¡¡¡
Mientras esperamos, recibo más llamadas que un ministro, y menos mal, porque me empiezo a desesperar. Te digo que no hace falta que vengas, que aquí ya hay bastante gente, y un montón de niños que no paran de berrear y de tirarse al suelo, y a los que me entran ganas de darles un buen "bofetón pedagógico" .
Al fin, me puedo ir a casa con mi tobillo vendado, y un juicio diagnóstico que dice: esguince en tobillo derecho, y que va a ser el causante de que me pille una baja. Mira, hay empresas en los que sus trabajadores van a un barco o un SPA, pues nada, en la mia nos cogemos bajas, para superar el síndrome post-vacacional, porque ya somos dos las que nos hemos caído en la primera semana, y esto no ha hecho más que empezar.
Viva la calidad¡.
En fin, a ver si encuentro el vino ese en el hipercor.