El Salón de Pasos Perdidos es el lugar donde los ediles atienden a las visitas, delegaciones, etc. Comunmente, esta denominación se da a una gran sala que precede el conjunto de cámaras de un tribunal, una estación, etc. En este sentido, es un salón "al que deben encaminarse indefectiblemente los pasos".
Normalmente, el paseo es un ejercicio conveniente que contribuye grandemente a la salud del cuerpo y hace al espíritu mejor dispuesto a las actividades que le son propias y además se transforma en distracción si se le añade conversaciones agradables.
Pero hay que tener en cuenta, que cada paseo, cada uno de los pasos que damos, nos va construyendo, definiendo. Al elegir donde vamos a pasear, o con quien pasear, o como pasear, vamos eligiendo lo que queremos hacer, vamos transformándonos poco a poco, vamos creciendo como personas.
Felipe II, en su "austero" palacio del ESCORIAL ( no hay que olvidar que estaba pensado como retiro monacal), tenía también un salón de PASOS PERDIDOS, sin embargo, éste, lo utilizaba, más que para recibir a los ediles y a las visitas, para pasear con sus hijas, ya que el clima, por aquellos parajes, al menos en invierno, no es muy proclive para dar paseos por el jardín.
Sin embargo, yo creo, que a veces, hay que abrigarse, y salir a pasear afuera, donde a pesar del frio, nuestros pasos pueden ser más grandes, y donde a pesar del mal tiempo, igual se transforman en algo más que perdidos, y dejan de encaminarse indefectiblemente hacia ese salón.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
La inmensa mayoría pensamos que si que sabemos a dónde vamos pero me parece que eso es más una ilusión que una realidad. De todas formas ¿Es imprecindible saber a dónde se va?
Un besito.
Yo no sé a dónde voy, pero voy. Un poco en plan borrega, o en plan indolente. No importa demasiado a dónde ir, creo que lo importante es no estarse quieto si no es imprescindible. Un respiro a tramos no es malo, pero ya sabes: camina o revienta.
Los paseos en el frío de la noche son aclaradores de mentes dispersas y atormentadas, aclaran las ideas, refrescan la olla exprés, aportan claridad.
Un beso.
En el silencio se oyen los ecos de los pasos perdidos...podría ser el comienzo de un poema...el comienzo de una realidad personal...espero Dulci que hayas recuperado el paso, fuera o dentro, lo importante es saberse siempre hacía donde quieres dirigirte...un beso monacal o palaciego.
Leo entrelineas querida dulcinea, y disfruto viendo que de tus paseos, descanso y recorrido por los "salones de pasos perdidos" extraes enseñanzas muy sabias, y las compartes con nosotros. Me alegro. Un beso fuertee
....y lo mejor sin duda de un paseo es salir a la calle y no saber muy bien a donde se va.... comenzar a andar y dejar que las piernas nos lleven solas.... a pesar del frío que hace!.... ;)
Quizás ningún paso sea perdido cuando se espera o cuando se deja pasar el tiempo.
Pero estoy de acuerdo contigo en que es mucho mejor dejar que los pasos se pierdan fuera en vez de en un salón cerrado.
Besos.
Yo he cogido últimamente una buena costumbre, la dar paseos por la playa, solo. Y es fabulosos ponerse a caminar por una playa casi desierta, descalzo, por la orilla, acariciado por el agua fria y por su mumullo. Es como otro mundo, nada que ver con la playa en verano, y nada que ver con pasear por una ciudad atestada de gente y de coches.
Espero no haberos puesto los dientes largos a los que vivais en el interior, je,je.
Feliz paseo
Publicar un comentario