Son placeres domesticados. Son metas fijadas en algún rincón de mis deseos. Distintos a lo real o difícilmente reales, fáciles de imaginar o iguales a la realidad, sugerentes o evocadores. Son distancias que se acortan según mi voluntad. A veces, fruto de la imaginación, a veces, simplemente deleite de la realidad que ya ha sucedido. Recrean situaciones improbables o imposibles, o pasadas y agotadas pero “mis situaciones” en cualquier caso. Quedan en mi memoria, y los puedo recuperar siempre que quiera. Algunos, fueron en su día objeto de deseo y también de placer, acuñando su reputación merecidamente. Son el patrimonio de mi madurez. Ahí se acaban los límites y lo tangible deja de importar. A veces, se asoman en sueños, pero siempre con algún disfraz que los camufle, de esa forma se confunden con la realidad. Es de lo que más me gusta de mi condición se ser humano, esos paraísos permanentes.
…Porque no todo tiene que ser aspiración del sosiego, porque a veces la monotonía diaria pide a gritos un estremecimiento.
…Porque ahí habitamos tú, yo, y todo lo demás. ¡¡ Hago un brindis por ellos ¡¡
4 comentarios:
Ultimamente demasiado recurrentes si se trata de ser mínimamente feliz ... vamos a tener que hacer algo para realizarlos oficialmente!
Pues...va a ser que sí..¿no? Si no esto...puede acabar en psicosis, jeje.
..."Son metas fijadas en algún rincón de mis deseos". Me ha encantado. Acabo de llegar, lo he leído, y va a ser que hay reciprocidad, porque yo también me he sentido identificada con lo que escribes. Me alegro de volver a leerte!
Yo también me alegro mucho de verte.
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